El Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza

Hoy es el día internacional para la erradicación de la pobreza y yo quisiera hacer una pequeña reflexión sobre los pobres, dejando a un lado las estadísticas, los proyectos de desarrollo, las causas y consecuencias. Hoy es importante recalcar que estamos con los pobres contra la pobreza, y es importante decirlo porque la mayoría de nosotros tenemos la idea de que en los pobres todo es negativo, hay suciedad, miseria, hambre, ignorancia, etc. En esto últimos 8 años he tenido la oportunidad de vivir muy de cerca de los pobres (no digo entre ellos y ellas porque sería mentira) y puedo decir con certeza que, sin idealizarlos ni negar que lo de arriba es cierto, en la gente pobre he encontrado solidaridad, entrega por hacer un mundo mejor, cariño, paciencia, ninguna discriminación, respeto, pero sobretodo, ALEGRÍA.

Comparto a continuación una oración que muestra un poco lo que quiero decir. Esta oración se aparece automáticamente al inciar mi computadora y ya llevo varios meses leyéndola todos los días. En la civilización de los pobres (como la llamaba Ignacio Ellacuría) no importan las tarjetas de crédito, ni el ser amo y señor, ni el éxito de nuestros proyectos, sino todo lo contrario.

TU ALEGRÍA INSOBORNABLE

Concédenos, Señor, tu alegría insobornable.
La diversión tiene precio y propaganda,
y sus mercaderes son expertos.
Se alquila la evasión fugaz
con sus rutas exóticas y vanas.
Se bebe el gozo con tarjetas de crédito
y se estruja como un vaso desechable.
Pero tu alegría no tiene precio,
ni podemos seducirla.
Es un don para ser acogido y regalado.

Concédenos, Señor, tu alegría sorprendente.
Más unida al perdón recibido
que a la perfección farisaica de las leyes.
Encontrada en la persecución por el Reino
más que en el aplauso de los jefes.
Crece al compartir lo mío con los otros
y se muere al acumular lo de los otros como mío.
Se ahonda al servir a los criados de la historia
más que ser servidos como maestros y señores.
Se multiplica al bajar con Jesús al abismo humano,
se diluye al trepar sobre cuerpos despojados.
Se renueva al apostar por el futuro inédito,
se agota al acaparar las cosechas del pasado.
Tu alegría es humilde y paciente
y camina de la mano de los pobres.

Concédenos, Señor, la 'perfecta alegría'.
La que mana como una resurrección fresca
entre escombros de proyectos fracasados.
La que no logra desalojar de los pobres
ni la cárcel de los sistemas sociales
ni los edictos arbitrarios de los amos.
La decepción más honda y golpeada
no puede blindarnos para siempre
contra su iniciativa inagotable.
Tu alegría es perseguida y golpeada
pero es inmortal desde tu Pascua.

Concédenos, Señor, la sencilla alegría.
La que es hermana de las cosas pequeñas,
de los encuentros cotidianos y de las rutinas necesarias.
La que se mueve libre entre los grandes,
sinn uniforme ni gestos entrenados,
como brisa sin amo ni codicia.
Tu alegría es confiada y veraz,
ve la más pequeña criatura amada por ti,
con un puesto en tu corazón y tu proyecto.

Benjamín González Buelta, SJ


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